Los boludarios y la angustia de igualdad

Dedicado a Morgan
Desde hace siglos la humanidad padece un fenómeno patológico muy particular, al que denominaré “angustia de igualdad”.
Podría explicarlo así: En un principio, algunos hombres de las cavernas habrán visto cómo un rayo caía a la tierra, encendía fuego, y que los animales cocidos en él eran más fáciles de comer.
Empezó entonces la guerra del fuego y las ansias de aprender y dominar su uso como elemento de supervivencia y diferenciación.
Sucedió lo mismo luego con la rueda, diversas armas, técnicas de construcción, de cultivo, etc., siempre con el ansia de mejorar la existencia.
Después se llegó a un punto que traspasó el deseo de progreso, porque el hombre ya no era feliz teniendo una mejor calidad de vida, dado que la angustia que le generaba el sentirse igual a sus pares, el perderse en la multitud, el miedo a no ser reconocido vaya a saber uno por quién, le resultaba insoportable.
Esto lo llevó a inventar nuevos sistemas: aparatos capaces de dividir las multitudes en categorías para menguar así la cantidad de personas ante las que uno era igual, siendo el primero las clases sociales con el capitalismo como su reglamento arbitrante.
Tuvimos entonces burgueses y proletarios, pobres y ricos, millonarios y comunes.
Pero esto no le bastó y aparecieron más tarde el glamour, el fashion, el life style, el in y el out, etc., como sistemas menguantes, teniendo como condición indispensable la adjudicación de un valor astrodículo (astronómicamente ridículo) a bienes de consumo (en su mayoría nimios, revestidos de pelotudez), siendo sus árbitros expertos en cada uno de estos nuevos menesteres, es decir, opinólogos: seres nefastos extremadamente pelotudos que dictaminan, en función de la dirección en la que se les atraviesan las ventosidades, lo que va y lo que no, lo que es exclusivo y diferencia.
Ya no tenemos millonarios, sino boludarios, personas de nivel intelectual y sentido común cada vez más bajos, que pagan fortunas para usar marcas tales como (por sólo nombrar algunas) Gucci, Prada, Armani, Versace, Kenzo, Rolex, Louis Vuitton, Chanel, Cartier, Ferrari, Bulgari, Dior, etc., y lograr así sentirse diferentes de quienes no pueden acceder a ellas.
Podemos decir entonces, que el nivel de angustia de igualdad, es inversamente proporcional al desarrollo neuronal.
Hay además un grado de angustia de ansiedad extremo, que padecen aquellos boludarios que deciden pagar por bienes y servicios que son gratis o tienen un costo casi nulo.
Dentro de estos ha aparecido recientemente uno que no sólo cumple con los requisitos de ser inaccesible a los comunes y una alternativa paga a otros servicios gratuitos, sino que además construye -en forma virtual- la utopía boludaria.
Se trata de Elysants, una suerte de Facebook VIP, en donde los boludarios pueden registrarse previo desembolso de 5 mil dólares.
A cambio, la red social promete “la oportunidad de celebrar el lujo de su estilo de vida y de poder comunicar y compartir sus experiencias con personas de su misma pasión y capacidad financiera en todo el mundo”.
Esto me arroja un gran interrogante: ¿llegará el día en que todos los boludarios puedan construir su utopía en forma no virtual, teniendo países aparte?
Y si esto se concretara, ¿qué sucedería con la angustia de igualdad? ¿de qué forma operaría en los boludarios?
Porque al estar todos en similares condiciones ¿cómo se sería diferente? ¿se llevarían al extremo la creatividad e ingenio para producir diversísimas pelotudeces de valores astrodículos?
¿O se daría el fenómeno de la emigración boludaria, en la búsqueda de un nuevo horizonte en el cual poder ser diferentes?
O tal vez podría suceder que lo exclusivo ahora pasase a ser, por ejemplo, el tener una propiedad de fin de semana en el mundo ordinario, en vez de la casa en el campo, country o costa, y que los cruceros por el Caribe dejaran de estar de moda.
¿Se imaginan entonces lo que pasaría?
Todos los comunes venderían sus departamentitos de clase media por fortunas y ofrecerían tours exclusivos a Once, Constitución y al Conurbano.
Seríamos entonces testigos de la transmutación de las clases.
hola, la verdad me gusto este post, será que “gracias” a mi trabajo conozco a esta raza de boludarios (palabra que me encantó, por cierto); más allá de lo gracioso que resulta leerlo, en el fondo, creo que estos boludarios NO tienen ni un poco de estima hacia sus persona, que necesitan mostrarse para sentir que pertenecen a un grupo, que son aceptados, que alguien los estima (los vendedores de gucci, ferrari, dior, etc; porque ganan comisionen gracias a venderles idioteces que no valen mas de 2 mangos), nunca serán autosuficientes? y lo que no entiendo es como no les da vergüenza, digo, por qué no aprovechan las ventajas que puede dar tener un buen pasar?
me encantó lo de los tours!!! también propongo La Saladita para tour de compras!!!!
Mi querido enfant terrible, aun emocionada por tu dedicatoria, no puedo menos que coincidir con vos en la angustiante escalada de boludarios. Sospecho que no tendrá límites, porque el mercado invariablemente se las ingenia para desarrollar nuevos espejitos de colores, que dejan a los de ayer convertidos en obsoletos cascajos.
Ya hoy mismo los boludarios consideran pintoresco el “fenómeno-cartonero” y hasta se turistea a las villas para sacar fotos. Me temo que no emigrarán, porque el atractivo de calificar como boludario radica en diferenciarse de los proletarios y, para eso, necesitan tener al hecho percha más o menos cerca.
No nos desmotivemos. Sigamos aspirando a que la brecha sea cada vez más angosta.
Te quiero mucho.
Tu Morrrrrgan.
Me parece muy interesante tu post pero no coincido en algo… Para mí no es lo mismo el deseo del hombre del progreso e innovación que el de diferenciación y consumismo… Pero igualmente me parece que es un buen tema para que reflexionemos un poco.
El típico Boludario (que coincido con La Cachivache, es maravillosa la palabra) necesita saber que es mejor en todos las ámbitos de su vida tratando de denigrar a los que tienen más cerca. Pero estos individuos son los denominados “nuevos ricos”, que por haber estado antes del otro lado (habiendo pasado por el sufrimiento de la humillación de otros individuos como ellos), tienen ahora la posibilidad de la venganza. Jajaja
El que siempre tuvo plata (y siempre la va a tener) tiene otra actitud. Es verdad que también se identifican con estos elementos de consumo, pero no por una actitud de diferenciación. Ellos saben que son diferentes, no necesitan que una marca los distinga. Además tienen otro nivel intelectual que los anteriores.
El problema creo que yace en los que quieren aparentar pertenecer a esa clase de personas, a los que realmente tienen plata y cultura. Lamentablemente solo logran emular el poder adquisitivo y no el nivel cultural.
Muchas gracias por abrir este debate… Y como siempre más que satisfecha con sus publicaciones.
Antes que nada, me parece excelente tu teoría, a tal punto que creo que debería estudiarse en antropología para entender mejor el comportamiento del ser humano.
Creo que los boludarios jamás podrían tener su propio país, por el simple hecho de que necesitan gente que les sirva. ¿Quién sería su mucama? ¿Quiénes los atenderían en el shopping y escucharían sus boludeces tipo “auto regalo”
Como vos bien decís, ser pobre sería lo nuevo “cool” y creo que de ahí al ocaso de nuestra civilización queda poco.